Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.
No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.
Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora..
Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.
Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.